Son Rahaa no es simplemente una propiedad – es una finca viva y palpitante, creada para quienes sueñan con compartir la vida con familia y amigos en un entorno de belleza excepcional y profunda armonía. Extendida sobre 25 hectáreas en el dorado paisaje de Algaida, esta finca extraordinaria reúne cuatro villas independientes en una sola propiedad, convirtiéndola en el refugio ideal para grandes familias o un grupo íntimo de amigos que desean convivir manteniendo su privacidad.
Lo que hace único a Son Rahaa es su visión: cuatro villas diseñadas individualmente bajo la guía de un gran maestro de Feng Shui, cuidadosamente orientadas 94 grados al sureste para captar la luz natural y el flujo de energía. Juntas forman un santuario donde la salud, la abundancia y el bienestar están en el centro de la vida cotidiana.
En el corazón de la finca se abren vistas eternas – la Serra de Tramuntana al noroeste, la montaña de Randa al sur y el campanario de Montuïri al este. Estos hitos crean un triángulo energético protector, un paisaje que inspira y arraiga a la vez. El acceso se realiza por un camino de 300 metros bordeado de antiguos olivos, antesala de la magia interior: campos dorados de trigo, almendros y la posibilidad de cultivar un viñedo propio. Ya existe licencia para construir una quinta villa, ofreciendo libertad para ampliar el proyecto según la visión del nuevo propietario.
Cada villa tiene su propia historia: Saya, la residencia principal, ancla la finca con elegancia refinada. Shai acoge a familia y amigos con calidez y confort. Sama, cerca de un molino histórico, ofrece intimidad y piscina privada – perfecta para la creatividad o el descanso. Syra y Sela suman espacio adicional para invitados, personal o uso profesional, manteniendo siempre la privacidad.
La vida en Son Rahaa se disfruta tanto al aire libre como en el interior: senderos serpenteantes conectan jardines aromáticos, terrazas sombreadas y rincones secretos para meditar o conversar.
Una piscina de 21 metros brilla al sol, acompañada de una plataforma de yoga y meditación, un pabellón para atardeceres y hasta un cine al aire libre. Los coches quedan en la entrada, y la finca se recorre a pie, en bicicleta o en buggy a lo largo de su sendero de 2,8 km.
Aquí, el lujo no se mide en exceso, sino en conexión – con la naturaleza, con los seres queridos y con uno mismo. Los días comienzan con la calma del campo, las tardes se bañan en luz dorada y las noches reúnen a la familia bajo un cielo infinito. Y sin embargo, Palma, el aeropuerto, playas, tiendas y colegios internacionales están a solo 25 minutos.
Son Rahaa es más que una finca. Es un legado – un lugar para construir, crecer y pertenecer. Ya sea como hogar multigeneracional, refugio compartido entre amigos o visión de elegancia rural con viñedo propio, esta finca ofrece una riqueza emocional única.